miércoles, 7 de noviembre de 2018

Neurotransmisores y efecto de las drogas en el funcionamiento normal de la transmisión del impulso nervioso

Los neurotransmisores son sustancias químicas que se encargan de la transmisión de señales desde una neurona a la siguiente.

Las drogas pueden alterar la manera de pensar, sentir y comportarse de las personas debido a que afectan a la neurotransmisión. Muchos estudios científicos realizados por décadas han establecido que la dependencia y adicción a las drogas son características de un trastorno cerebral orgánico causado por el efecto acumulativo de las drogas sobre la neurotransmisión. 

Lo que una persona experimenta cuando utiliza una droga refleja los roles funcionales del neurotransmisor específico que altera. Cada neurona individual produce uno o más neurotransmisores: dopamina, glutamato, serotonina, acetilcolina, etc. Cada neurotransmisor se asocia a varios efectos particulares dependiendo de su distribución en las diversas áreas funcionales del cerebro. La dopamina, por ejemplo, se encuentra en concentraciones muy altas en las regiones del cerebro que regulan la motivación y los sentimientos de satisfacción. Esto la convierte en un fuerte motivador para el consumo de drogas. El impacto de un neurotransmisor también depende de si estimula o inhibe la actividad de sus neuronas destinatarias.

Algunas drogas afectan principalmente un neurotransmisor o una clase de neurotransmisores. Por ejemplo, los opioides de venta con receta y la heroína producen efectos similares-si bien más pronunciados- a los producidos por los neurotransmisores endorfina y encefalina. Estos incluyen el aumento en la analgesia, la disminución en el estado de alerta y la reducción de la frecuencia respiratoria. Otras drogas alteran más de un tipo de neurotransmisor. La cocaína, por ejemplo se une a estructuras que regulan la dopamina, lo cual causa aumentos de la actividad de este neurotransmisor y produce euforia. También produce cambios en los sistemas de la norepinefrina y el glutamato, que causan efectos estimulantes.

Dado que un neurotransmisor puede estimular o inhibir neuronas que producen neurotransmisores diferentes, si una droga altera un neurotransmisor, puede tener efectos secundarios en otros. Por ejemplo, la nicotina estimula las células directamente mediante la activación de sus receptores de acetilcolina, e indirectamente al provocar niveles más altos de glutamato, un neurotransmisor que actúa como un acelerador de la actividad de las neuronas en el cerebro. De hecho, un efecto clave que todas las drogas que causan dependencia y adicción parecen tener en común-el aumento drástico de las señales de dopamina en una zona del cerebro llamada núcleo accumbens, lo que causa euforia y el deseo de repetir la experiencia- es, en muchos casos, un efecto indirecto.

Algunas drogas imitan a los neurotransmisores. Por ejemplo, la heroína y los opioides de venta con receta que se asemejan químicamente a los opioides naturales del cerebro lo suficiente como para activar y estimular sus receptores especializados. Como la heroína estimula muchos más receptores y en forma más intensa que los opioides naturales, el resultado es una amplificación masiva de la actividad de los receptores opioides. La marihuana imita a los neurotransmisores cannabinoides, el más importante de los cuales es la anandamida. La nicotina se une a los receptores de acetilcolina.

Otras drogas alteran la neurotransmisión al interactuar con los componentes moleculares de los procesos de emisión y recepción en lugar de con los receptores. La cocaína, por ejemplo, se une al transportador de dopamina, el conducto molecular que arrastra la dopamina que está flotando libremente en la sinapsis y la lleva de regreso a la neurona emisora. Mientras la cocaína está ocupando el transportador, la dopamina no puede volver a ingresar en la neurona. Se acumula en la sinapsis, estimula más copiosamente los receptores de las neuronas receptoras y el impacto que produce en las neuronas receptoras es mucho más intenso que el que ocurre naturalmente. 

Por último, algunas drogas alteran la neurotransmisión por medios que no tienen que ver con el aumento o la disminución de la cantidad de receptores estimulados. Por ejemplo, las benzodiacepinas, como el diazepam, o el lorazepam, producen relajación al intensificar las respuestas de las neuronas receptoras cuando el neurotransmisor GABA se une a sus receptores. 

      

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