Hipócrates es considerado el padre de la medicina. Esto es lógico, ya que fue el primero en considerar que los males aparecían por razones ajenas a la magia. Al contrario que el resto de "curanderos" de la época, en vez de basarse en el culto a Asclepio (dios griego de la medicina y la salud), se basó en los síntomas externos de un paciente y en la observación de los mismos para la posterior cura del paciente. Sus ideas eran basadas en el aprendizaje de la anatomía y fisiología humanas. Le es atribuida la creación del juramento hipocrático, clave en la ética médica. A pesar de esto, Hipócrates ha sido muy criticado durante toda la historia, ya que se basaba en métodos "pasivos" para curar las enfermedades.
Él ya decía que el reposo y la inmovilidad eran de gran importancia, y además pensaba que era de vital importancia mantener a un paciente limpio y estéril. También era reacio a prescribir drogas, aunque en determinadas ocasiones usaba drogas potentes. Sus métodos "pasivos" fueron muy útiles a la hora de sanar afecciones tales como los huesos rotos.
A Hipócrates se le atribuyen los descubrimientos de la acropaquia (también conocido como síndrome de Eisenmenger o dedos hipocráticos); la clasificación de las enfermedades en "agudas", "crónicas", "endémicas" y "epidémicas"; el tratamiento de hemorroides y el uso de una endoscopia primitiva (espéculo rectal)
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